¿Liderazgo democrático en el mundo del caos? ¡No gracias!
Se han preguntado ¿por qué algunos dirigentes utilizan un liderazgo democrático en tiempos de caos? – ¡por cobardes!
En el siglo del caos, la realidad parece estar aclamando a gritos: queremos un liderazgo claro y eficaz que nos devuelva la certidumbre; queremos líderes que sepan dirigir, pues las decisiones de las mayorías no alcanzan para ello. George Soros, publicó en uno de sus libros que pensamiento y realidad nunca llegan a ser la misma cosa. Es decir, que, si la opinión de los expertos llega a indicar que el valor de la acción de una empresa líder debe situarse entre los niveles A y B, eso es sólo una idea, pero no necesariamente un pronóstico. Creer en esa idea me llevaría a caer en el juego de la especulación para comprar las acciones de esa empresa, independientemente de la marcha que llevará la economía de ese negocio en el mundo real.
Como consultor de empresas con 45 años de experiencia diseñando esquemas de productividad real a los que llamo “Esquemas de Efectividad”, puedo proclamar el inicio de una nueva era en la cual la mejor medida del funcionamiento de una organización sólo se encuentra en sus resultados reales, aquéllos que le han llevado a producir los impactos esperados. Como individuos, como dirigentes y como ciudadanos estamos obligados a impulsar la economía real basada en la productividad real.
También estamos obligados a cultivar las destrezas necesarias para asegurar el logro de esos resultados que me permiten aportar un valor agregado para el beneficio de todos los actores del proceso productivo. La crisis financiera no significa muerte total; puede contener impactos devastadores como recesión en grandes economías, especialmente las de naciones altamente desarrolladas, pero no en las economías emergentes.
La economía mundial no va a llegar al punto cero; disminuirá acaso el flujo de los recursos y se agotarán los manantiales de oportunidad, mas no se secarán. Visión, prudencia, capacidad de riesgo, valentía y acción inteligente es lo que nos toca hacer en los años por venir. Tan sólo tomemos en cuenta que los mercados están obligados a ser muy selectivos, lo que a su vez nos obliga a todos a reforzar nuestra efectividad, pues es claro que hoy más que nunca se yergue implacable la amenaza del darwinismo corporativo: sólo los más efectivos continuarán en la batalla. Por tanto, en tiempos de caos, incertidumbre, basarse en datos reales de negocio y utilizar esquemas de efectividad para medir la efectividad real (y no ficticia) y utilizar un liderazgo resistente y poco democrático, puede ser lo correcto. Utilizar un liderazgo que ayude a ganarse los votos de la gente, pero no de los resultados, no gracias.